Mientras que los expertos en salud mental advierten sobre la depresión como una epidemia global, otros investigadores están descubriendo formas en que desencadenamos nuestra producción natural de sustancias químicas felices (en nuestro cerebro) que mantienen a raya la depresión, con resultados sorprendentes. Todo lo que necesitas hacer es ensuciarte los dedos y cosechar tu propia comida, es decir, hacer jardinería. La jardinería es una de las terapias más benéficas para estos fines. ¿Quieres saber más cómo funciona esto? Sigue leyendo que más abajo conocerás básicamente la razón de esto.
Por ejemplo, la jardinería es un desencadenante ambiental clave para dos sustancias químicas importantes que estimulan nuestro sistema inmunológico y nos mantienen contentos: la serotonina y la dopamina. Si te gusta la jardinería y la permacultura, y lo haces todos los días, la gran noticia es que, estas sustancias tienen en constante estimulo tu sistema inmunológico y además te mantiene en un estado contento y estos justo ocurre mientras manipulas tu suelo y lo cosechas.
Un ‘subidón’ de serotonina haciendo jardinería
Ensuciarse las manos en el jardín puede aumentar tus niveles de serotonina: el contacto con el suelo y una bacteria del suelo específica, Mycobacteriumvaccae, desencadena la liberación de serotonina en el cerebro de acuerdo con investigaciones. La serotonina es un químico feliz, un antidepresivo natural y fortalece el sistema inmunológico. La falta de serotonina en el cerebro causa depresión.
Irónicamente, frente a nuestra sociedad de ropa higiénica, germicida, protectora y obsesiva de salud y seguridad, ha surgido una gran cantidad de investigación interesante en los últimos años sobre cuán buena es la suciedad para nosotros, y la deficiencia de suciedad en la infancia es implicada en contribuir a un amplio espectro de enfermedades, incluidas las alergias, el asma y los trastornos mentales.
Quizás, ahora ya tienes una idea de por qué te gusta hacer jardinería compulsivamente sin guantes, y la sensación de meter las manos desnudas en la tierra o el montón de compost.
Cosechar te eleva la dopamina
Otra investigación interesante se refiere a la liberación de dopamina en el cerebro cuando cosechamos productos del jardín. Los investigadores plantean la hipótesis de que esta respuesta evolucionó a lo largo de casi 200,000 años de cazadores recolectores que, cuando encontraban comida (recolectada o cazada), un flujo de dopamina se liberaba en el centro de recompensa del cerebro desencadenando un estado de dicha o euforia leve. La liberación de dopamina puede desencadenarse por la vista (al ver una fruta o una baya) y por el olor, y también por la acción de arrancar la fruta.
La transferencia contemporánea de esta función cerebral y de elevación de la dopamina, ahora se ha reconocido como el proceso biológico en juego en la adicción de los consumidores o el trastorno
compulsivo de compras. Por supuesto, las grandes corporaciones minoristas están utilizando los hallazgos para aumentar las ventas al provocar desencadenantes de dopamina en sus entornos y publicidad.
Generar dopamina con actividades sostenibles
A menudo, personas aficionadas a la jardinería suelen comentar sobre la gran alegría que sienten cuando trabajan en el jardín, especialmente cuando cosechan la “primera de la temporada”, la primera fresa deliciosa en madurar o la aparición del primer brote de espárrago tierno.
Algunos también mencionan que, con esta actividad tienen como un grado de inmunidad inherente a los impulsos que te ofrece el sistema con sus corporaciones atractivas que promueven el consumismo por medio de este mecanismo en nuestra bioquímica. Tal vez será que, como jardineros a largo plazo, han estado recibiendo una carga de dopamina constante que ha reducido la necesidad de buscar otras formas de apaciguar este instinto primordial, que no es consumista.
Por supuesto, las respuestas a la dopamina se desencadenan por muchas otras cosas y están relacionadas con el comportamiento adictivo e impulsivo. Quizás, el truco es volver a cablear nuestros cerebros para anhelar el golpe de dopamina del jardín y otras actividades más sostenibles. Todo se reduce al hecho de que no podemos cambiar nuestra naturaleza anhelante, pero podemos cambiar la naturaleza de lo que anhelamos.
Herbicidas agotan los niveles de serotonina y dopamina
Por supuesto, para que todo lo anterior funcione eficazmente y mantenga esos niveles felices de serotonina y dopamina, hay otro requisito previo de acuerdo con otra investigación interesante. Parece que todo funcionará mucho mejor con un suelo y cultivos orgánicos que no han sido contaminados con herbicidas Roundup o glifosato. Esta condición también se extiende a lo que comes, por lo que idealmente evitarías consumir alimentos no orgánicos que se han cultivado en tierras de cultivo con glifosato.
Un estudio reciente en 2008 descubrió que el glifosato, el ingrediente activo de Roundup, reduce los niveles de serotonina y dopamina en los mamíferos. Al contrario de lo que afirma Monsanto, el glifosato y otros ingredientes de Roundup, se perpetúan en el medio ambiente, en el suelo, el agua, las plantas y en las células y los órganos de los animales. Un estudio halló que los residuos de glifosato en la tela de algodón fabricados con algodón GM (genéticamente modificado) pueden absorberse en la piel y en nuestros sistemas nervioso y circulatorio.
La jardinería, la mejor terapia contra el estrés
No es de extrañar que haya tanta depresión, estrés y adicciones y desórdenes compulsivos en la búsqueda de sentirse bien y la jardinería puede ser una de las mejores terapias contra el estrés por todas las sustancias químicas que el cerebro que hacerte segregar mientras la ejecutas. Comprobado.