Visualiza por un momento cómo tu mente se va llenando gota a gota, cómo una botella de cristal… y el goteo no se detiene hasta que el agua rebosa. Si la imagen te resulta familiar, es que conoces la sensación de acumulación emocional. Tal vez a eso lo llames estrés o agobio. Para el caso, ¿qué es el estrés?, ¿es acumulación física?, ¿es acumulación emocional? Es importante percibir y reconocer que estamos saturados para poder deshacernos de ese peso.
Cómo identificamos la acumulación emocional
Cuando nos sentimos agotados y saturados mentalmente necesitamos parar. Es como si cargáramos con un gran fardo en nuestra mente. Esa angustia y falta de claridad mental nos indican que hemos acumulado pensamientos, emociones y dudas que no sabemos soltar. Es necesario dejarlos ir para resetear la mente y recuperar el equilibrio.
Después de meses de responsabilidades y preocupaciones, las vacaciones son el momento de desconectar. Y nos damos cuenta de que hay algo que no nos permite sentirnos relajados. Es una evidencia de que sufrimos acumulación emocional. Y, posiblemente, esa acumulación también afecta al cuerpo.
El estrés se manifiesta en forma de acumulación, tanto mental como de cansancio y falta de energía en lo físico
Con todo, la acumulación no es solo cosa de adultos. En mi consulta trato a menudo casos tanto con pacientes de 40 años como de niños de 10 y, a pesar de la diferencia de edad, ambos expresan una ansiedad similar. Para ambos el tratamiento va en la misma dirección: detectar la acumulación y darle la vuelta.
Los límites de acumular en la mente
Si nos preguntamos por qué percibimos nuestra mente como una botella de cristal que se llena sin descanso, por goteo y sin darnos respiro, aparece otra cuestión lógica: ¿Tiene esa acumulación emocional límites?
Para algunas personas el límite sería poner un tapón a la botella. Pero controlar la acumulación emocional no nos libera del estrés, al contrario, nos ahoga y podemos explotar como haría la botella sin espacio disponible.
No tenemos varias mentes para ir rellenando como botellas y, lo más importante, la acumulación no nos sirve para nada. Así pues, ¿para qué queremos ampliar la acumulación sin fin? La respuesta de mis pacientes a esta pregunta es un “No lo sé, pero estoy harto”.
Tipos de saturación por acumulación mental
Nos podemos sentir hartos porque hemos acumulado emociones de varias formas:
- Aquella saturación que cambia nuestro humor.
- La que sobrecarga nuestro cuerpo: los músculos, articulaciones y órganos vitales.
- La acumulación que nos dirige a un colapso mental y emocional, que nos bloquea para pensar y actuar habiendo reflexionado.
En resumen, nuestras capacidades físicas y cognitivas se ven afectadas cuando estamos saturados. Es el momento de buscar la vía de escape adecuada.
Maneras de relajar la mente y deshacer la acumulación
La gestión de estrés producido por la acumulación consiste en encontrar vías de escape que vacíen esa botella. La gestión no tiene que ver con el control. Es preciso ir descargando poco a poco el fardo mental para poder enfrentarnos y manejar con motivación el trabajo y las relaciones personales.
Estas vías de descompresión emocional son como burbujas. Pequeños soplos que aligeran y alivian el estrés. Un escape excelente es reír con gente que comparta nuestro sentido del humor.
La actividad física también nos ayuda a eliminar la acumulación emocional. Correr, caminar, nadar o, en el caso de los niños, jugar a fútbol, practicar skate o cualquier actividad que le guste –y que no sea elegida por sus padres–.
Frente a la acumulación y el estrés optaremos por hacer actividades que nos gusten y nos hagan sentir bien.
La compañía de nuestros seres queridos y amistades, que podemos disfrutar en comidas (o meriendas, en el caso de los niños) nos conectan con sensaciones placenteras. En este sentido, crear un espacio de confort mental con nuestra pareja o de sentimiento de familia para el niño nos hace sentir acompañados y valorados.
Comunicación eficiente contra el estrés por saturación
En un estado de acumulación emocional nos solemos sentir solos y desamparados. Si reflexionamos sobre qué nos conduce a la saturación mental y al estrés veremos que existe una presión social por ganar más dinero o estatus, o por sacar mejores notas, o por hacer muchas cosas bien.
En esta sociedad competitiva más bien deberíamos preocuparnos por gestionar nuestras emociones y mejorar la comunicación con los demás para sentirnos queridos y comprendidos. Este sentimiento de pertenecer a un grupo puede evitarnos caer en la acumulación emocional.
Previniendo el estrés también estamos cuidando nuestra salud, tanto física como mental. Estamos evitando que aparezcan enfermedades y creando una sociedad más saludable y feliz.
Por: Ana Lombard