Pocas cosas son más difíciles para una persona con depresión que levantarse por las mañanas. Ahora bien, existen una serie de pautas que podemos poner en práctica para lograrlo y empezar a sentirnos un poco mejor.
¿Cómo empezar el día cuando tengo depresión? Muchas personas que padecen esta condición psicológica se hacen a diario esta misma pregunta. Porque no es fácil. No es sencillo encontrar las fuerzas para salir de la cama, poner un pie delante de otro y abrir las ventanas al nuevo día. No, cuando en su interior todavía hay un exceso de tinieblas y de acusado desánimo.
La depresión en horizontal duele mucho más. Al permanecer tumbados, el malestar se cronifica y lo que es peor, asoma el sentimiento de culpabilidad. Culpa por no poder con nada, por no lograr mover el cuerpo y hacernos responsables de nosotros mismos y cumplir con las tareas más básicas. Todo ello supedita a la persona en un nuevo laberinto de sufrimiento mental en el que hacer más larga la recuperación.
Hacer de la cama un santuario durante los trastornos depresivos suele ser una constante en los casos más graves. Por ello, en buena parte de estas situaciones, el simple hecho de salir de ella es ya un pequeño gran triunfo. Conozcamos cómo lograr ese necesitado avance.
Cómo empezar el día cuando tengo depresión
Salir de la cama cuando tenemos depresión no supondrá liberarnos definitivamente de este trastorno del ánimo, pero es un inicio. Estudios como los realizados en la Universidad de Sheffield (Reino Unido) nos indican que, aún a día de hoy, seguimos sin poder definir con exactitud qué enfoques, estrategias y recursos pueden ayudarnos a superar con éxito este problema de salud pública.
La depresión es una realidad compleja que cada persona vive y experimenta de un modo. A la hora de hacerle frente, se necesita un mecanismo de afrontamiento multidimensional. Sabemos eso sí que un factor indispensable es el apoyo social, la comprensión del entorno y la cercanía de figuras significativas.
En ese camino por la superación son indispensables los pequeños pasos cotidianos. Son las baldosas más pequeñas las que edifican los caminos por los que hallaremos la salida a nuestros mayores problemas. Por tanto, saber cómo empezar el día cuando tengo depresión, me puede ayudar a ir construyendo ese sendero hacia la sanación.
Lo analizamos.
1. Divide cada acción en partes diminutas
Uno de los mayores problemas que ocasiona la depresión es la forma en la que distorsiona la visión que tenemos de las cosas. Cualquier acción que tengamos que realizar se nos hace una montaña. Solo con la idea de vestirnos podemos sentirnos agotados.
Por ello, una de las mejores estrategias para saber cómo empezar el día cuando tenemos depresión es mentalizarnos de que lo ideal es dividir cada tarea en pequeñas partes.
- Cuando suene la alarma o sea el momento de levantarte, piensa que no hay prisa. Coméntate a ti mismo que vas a ir poco a poco.
- En el momento en que abras los ojos, recuérdate a ti mismo los siguiente: “no tengo que preocuparme por nada, solo voy a levantarme e a ir a la ducha, a disfrutar del agua caliente, a sentir el agua, el olor del jabón”.
2. Empieza despacio, siéntate unos minutos
Nos hemos concienciado ya de que las prisas y las presiones no son útiles ni necesarias. La mente demanda calma y equilibrio en estas condiciones psicológicas. Por tanto, algo que sin duda va a ayudarnos es sentarnos unos minutos en cuanto nos despertemos. Demos tiempo al cuerpo y al cerebro para desperezarse y adecuarse a la posición vertical.
Una vez estemos sentados en el borde de la cama, practiquemos la respiración profunda. Tomar aire y exhalar varias veces nos ayudará a reequilíbranos y a encontrar fuerzas.
3. Un propósito y una ilusión
Cuando una persona está atrapada en el universo complejo de un trastorno depresivo es víctima de un flujo mental definido por la negatividad, la desesperanza e incluso el miedo. El mundo se nos cae encima nada más abrir los ojos porque el cerebro anticipa solo adversidades, porque ha perdido el significado vital, las ganas, el sentido.
Ejerzamos un rápido control sobre ella e intentemos adelantarnos. Antes de que inicie esa verborrea mental cargada de negatividad, focalicémonos en dos aspectos:
- Pongamos la atención en un propósito vital: “quiero sentirme bien, quiero disfrutar de mi familia, me gustaría hacer un buen viaje, aspiro a aprobar una oposición, aspiro a ser alguien libre con un buen control de su vida”.
- Una ilusión en mi día. Una vez hayamos puesto la mirada en una meta general, situaremos en nuestro día un plan u objetivo concreto que nos sea motivante. “Hoy iré a la playa. Hoy me compraré ese libro que me gustaría leer. Por la tarde quedaré con ese amigo que me apetece ver”.
4. El desayuno: piensa en el placer de la comida
Es muy posible que estemos siguiendo un tratamiento farmacológico. Es importante desayunar de manera adecuada, variada y saludable para que la medicación nos sienta bien. Sin embargo, son muchas las personas que caen en la inapetencia. A veces, incluso la falta de ganas a la hora de prepararlo puede hacer que se evite esa comida tan importante del día. No es lo adecuado.
Nada más levantarnos también es adecuado visualizar comida, pensar en el olor y el sabor del café. Imaginar el sabor de la fruta fresca, de ese pan crujiente con algún tipo de mermelada que nos guste… En caso de no tener en casa ese producto que nos apetece, esto nos puede animar a salir a comprar.
5. Concéntrate en lo que te rodea, siente el momento presente
Te rodean cosas maravillosas. Están ahí, pero las emociones y los pensamientos no te permiten percibir la belleza que hay inscrita en muchos de los aspectos que te envuelven.
- Tienes la luz del sol: abre las ventanas y deja que el brillo del día reverbere a tu alrededor. La terapia de luz también es muy adecuada para mejorar el ánimo.
- Tienes a seres que te quieren. Mira a quien esté junto a ti, a tu familia, pareja, hijos, amigos, mascotas… Les importas, se preocupan por ti. Siente su presencia y el calor de su afecto.
Para concluir, lo más adecuado en todos los casos es que cada persona intente dar con esas estrategias y recursos que más le ayuden. Empezar el día y salir de la cama para movernos con la vida y formar parte del mundo, es un gran paso. Iniciémoslo.