La cafeína es un estimulante con el que muchas personas mantienen su propia historia de amor-odio porque, por una parte, les ayuda a estar activos, pero por otra les produce otros problemas, como dificultades para dormir o aumento de los niveles de estrés. Lo cierto es que existe mucha confusión en torno a si la cafeína es buena o mala y en qué medida nos conviene o no consumir este estimulante.
Efectos de la cafeína sobre el cuerpo.
La cafeína tiene efectos directos sobre nuestras hormonas a los pocos minutos de ingerirla, y su efecto se mantiene durante 4-6 horas. Las hormonas a las que afecta la cafeína son las siguientes:
-La cafeína afecta a la absorción de adenosina, una hormona que calma el cuerpo. Aunque en un primer momento nos sintamos más alerta, este efecto puede hacer que tengamos problemas de sueño. Por lo tanto, es importante tener en cuenta las horas que dura el efecto de la cafeína respecto a la hora que deseemos descansar.
-La cafeína también afecta a los niveles de adrenalina, que se ven aumentados, haciendo que nos sintamos menos fatigados y menos deprimidos. El problema es que esta agitación evita la relajación y, por lo tanto, el descanso, provocando estados de nerviosismo. En algunas circunstancias, como suele decirse, es peor el remedio que la enfermedad.
-La cafeína también aumenta los niveles de cortisol, que es la hormona del estrés. Esto puede dar lugar a otras consecuencias para la salud, como aumento de peso (si el estrés te incita a comer sin control-, cambios de humor, enfermedades cardíacas o incluso diabetes.
-La cafeína también hace que aumenten los niveles de dopamina, una hormona que actúa de forma similar a las anfetaminas. Esto hace que nos sintamos mejor tomando cafeína, pero cuando el efecto desaparece es fácil que sobrevenga un estado de “bajón”. Uno de los grandes problemas es la dependencia o adicción que puede producirse para buscar el estado álgido y evitar las consecuencias posteriores.
Consecuencias de la ingesta de cafeína
-La cafeína puede afectar seriamente al sueño y al descanso si no se controla la última hora de ingesta respecto a la hora de sueño o descanso. El sueño es un elemento reparador fundamental, y no se puede compensar con la ingesta de ningún estimulante ni ninguna droga. En cualquier caso, la cafeína puede provocar dificultades para conciliar el sueño, pero no afecta a las fases del sueño como lo hacen otros estimulantes, por lo que es la mejor de las opciones si se necesita tomar algo para estar despierto.
-Muchos expertos coinciden en que el aumento de los niveles de cortisol provoca que las personas tengan más apetencia por ingerir alimentos ricos en grasa e hidratos de carbono y hacer que el cuerpo los almacene en el abdomen, lo cual entraña graves riesgos para la salud cardiovascular. Curiosamente, comer alimentos ricos en grasas e hidratos de carbono provoca más deseo de tomar cafeína, lo cual nos hace entrar en un círculo vicioso de difícil solución.
-Sin embargo, la cafeína acelera el metabolismo y puede ayudar a descomponer la grasa de forma alrededor de un 30% más eficaz si se consume antes de hacer ejercicio. Esto, unido al hecho de que la cafeína puede ayudar a aumentar los niveles de azúcar en la sangre -lo cual disminuye la sensación de hambre-, hace que el consumo de cafeína sea muy interesante antes de realizar la actividad física para aumentar los niveles de energía y el rendimiento.
Un problema que puede provocar la cafeína es la sensación posterior de cansancio y fatiga, tras la realización de actividades físicas intensas, cuando los efectos de la cafeína desaparecen, dificultando la realización de otras actividades posteriores. Pero si se usa con moderación, el consumo de cafeína antes de realizar ejercicio es útil tanto para el rendimiento y la resistencia como para favorecer la quema de grasa. La clave está en ingerir la cafeína antes de hacer ejercicio y hacer el ejercicio al menos 4-6 horas antes de dormir o descansar.
La cafeína y el estrés
Dado que la cafeína aumenta los niveles de cortisol y el cortisol eleva el nivel de estrés, altas cantidades de cafeína pueden dar lugar a efectos negativos para la salud asociados a ese aumento de los niveles de cortisol. Si se ingiere gran cantidad de cafeína es fácil que se sienta una caída en picado del estado de ánimo, lo que va a provocar la necesidad de tomar cada vez más para mantenerse animado, esto es, una adicción a la cafeína.
Por lo tanto, lo más recomendable es controlar cuándo se ingiere la cafeína y cuánta se toma. Es tan importante moderar la cantidad como el momento para no interferir en los ciclos de descanso y que la irritabilidad provocada por la sobreestimulación y la falta de sueño no complique la situación más aún.