Los profesionales de la salud están continuamente expuestos a situaciones estresantes. Trabajar cuidando de la salud de los demás, en unas ocasiones a contrarreloj y en otras sin los recursos suficientes, puede generar un alto estrés laboral.
Trabajar en el ámbito de la sanidad es una tarea compleja, complicada en muchas ocasiones. Los profesionales de esta área trabajan para mantener y mejorar la salud de las personas, y esto puede ser muy estresante. Lamentablemente, actualmente existe una alta prevalencia del síndrome de burnout en los profesionales de la salud.
Ya en 1943, Abraham Maslow situó la salud en la base de su pirámide de necesidades, junto a las fisiológicas como dormir, comer, respirar, etc. Además, también agregó la seguridad física en el segundo escalafón de su pirámide, en el conjunto de las necesidades de seguridad.
Por tanto, la importancia que tiene la salud en las personas es vital. Así, carecer de ella -o la percepción de carecer de ella- provoca una alarma en la persona una falta de seguridad, una sensación de amenaza.
Causas del burnout en los profesionales de la salud
El entorno hospitalario es un espacio en el que se producen situaciones con alto contenido emocional. Tanto pacientes como familiares pueden experimentar reacciones emocionales intensas en el que va a estar o puede estar implicado el profesional sanitario. En este sentido, los estudios que analizan los estresores en los profesionales sanitarios indican que estos son principalmente los siguientes:
- Horarios de trabajo.
- Atención a individuos enfermos que en ocasiones enfrentan crisis.
- Sentimiento provocado por la muerte.
- Demandas de las personas que no quedan satisfechas con los servicios recibidos.
Además, al preguntar a profesionales médicos, estos también señalan los siguientes:
- Transmitir malas noticias a personas que ya de por sí se encuentran en un momento físico y emocional “delicado”.
- Altas expectativas por parte de pacientes en el profesional sanitario y en la sanidad
- Trabajar a contrarreloj en situaciones de mucho estrés.
- Sobrecarga laboral.
- Falta de recursos para la óptima atención al paciente.
Y no sólo eso, también cabe mencionar los factores interpersonales que no son específicos del ámbito sanitario. Las más habituales y conocidas son la conciliación laboral o las relaciones entre los propios profesionales. Por todo esto, es necesario contar con estrategias para mitigar el estrés que dificulta la labor de médicos, enfermeros, ATS y demás profesionales.
Reducir el burnout en los profesionales de la salud
El síndrome del burnout en los profesionales de la salud genera:
- Insatisfacción laboral.
- Deterioro del ambiente laboral.
- Disminución de la calidad del trabajo.
- Absentismo laboral.
- Abandono de la profesión.
- Adopción de posturas pasivo-agresivas en los pacientes.
Para solucionar estas situaciones, se deberían hacer cambios en estrategias, estructuras laborales, metodologías, etc. No obstante, el profesional también puede desarrollar ciertas habilidades para disminuir su estrés laboral. Las más importantes se explicarán a continuación.
Las habilidades de comunicación
Un estudio reciente sobre burnout en los profesionales de la salud trata de averiguar qué influencia tenían las habilidades de comunicación en esta relación. Sus conclusiones indicaron que los profesionales que cuentan con habilidades comunicativas sufren de menos agotamiento emocional. Además, experimentan más realización personal en el trabajo.
Además, las habilidades de comunicación no solo benefician al profesional. También influyen de manera positiva en el paciente. De hecho, la comunicación con el paciente forma parte esencial del proceso asistencial. Le da seguridad y, por tanto, mejora la calidad de la práctica clínica.
La relación terapéutica
Los estudios indican que la mejora de los resultados clínicos aumentan con la mejor relación terapéutica. Esto se explica por las siguientes causas:
- Mejor capacidad diagnóstica al conocer variables psicosociales del paciente.
- Aumento del efecto placebo.
- Mayor adherencia al tratamiento y a conductas diagnósticas.
- Elección más realista a raíz de la participación de los pacientes en la toma de decisiones.
La inteligencia emocional
Existe una relación negativa entre la inteligencia emocional y el estrés profesional. La mayoría de los estudios centran su análisis en la enfermería. Aun así, los resultados pueden ser extrapolados a otros ámbitos sanitarios. Estos indican que, a mayor entrenamiento en inteligencia emocional, menos estrés y más prevención de burnout se produce.
Una forma de aumentar la inteligencia emocional es mediante el desarrollo de la regulación emocional. Esto es así porque desde la psicología se considera a esta como un proceso básico de la inteligencia emocional. Así, mediante la regulación emocional, seremos capaces de controlar y manejar las emociones en situaciones estresantes.
En definitiva, es innegable que los profesionales de la salud están sometidos frecuentemente a situaciones de estrés. En muchas ocasiones, el profesional no puede incidir sobre los factores externos de manera individual; por otro lado, lo que sí puede hacer en este plano es trabajar con aquellas variables internas que también actúan como moduladoras del estrés.