Pocas cosas duelen tanto en una relación de pareja como la mentira. Es un atentado a la confianza, una herida profunda a la complicidad creada entre dos. ¿Qué debemos hacer en estos casos?
Hay un hecho innegable y es que la mayoría mentimos. Recurrimos al engaño de manera trivial e inocente, mientras otros lo hacen con un cariz algo más malicioso. Ahora bien, descubrir de pronto que mi pareja me miente y que sus falsedades están desafiando el pilar de la confianza duele y hasta nos paraliza. Porque eso es algo ante lo que nadie está preparado.
Nadie lo espera. Cuando iniciamos una relación afectiva solemos volcar en el otro un sinfín de ilusiones, compromisos y emociones. Lo esperamos todo del ser amado y rara vez dejamos espacio a la duda, a la idea de que, tal vez, esa persona no es como esperamos. Nos autoconvencemos de que es el amor de nuestra vida y caminamos por suelo seguro dando por sentado que todo va a ir bien.
Hasta que, en ocasiones, sucede. Surge la primera contradicción, el comportamiento fuera de lugar, la pequeña mentira que descubrimos casi de casualidad y que quizá dejamos pasar. No queremos darle importancia, pero al poco tiempo vuelve a ocurrir. Es entonces cuando nos damos cuenta con dolor y sin anestesia de que hacemos vida con una persona que miente.
¿Qué podemos hacer ante estas situaciones? ¿Es motivo suficiente para romper al instante esa relación? Lo analizamos.
Mi pareja me miente: causas y estrategias de actuación
La Universidad DePaul, en Chicago, Estados Unidos, realizó una interesante investigación en el 2001. En este trabajo se nos explica que casi el 92 % de las personas han mentido a su pareja alguna vez. No obstante, la mayoría de las veces, el hecho de mentir actúa como protector de la propia relación.
Es decir, en ocasiones acabamos omitiendo o tergiversando alguna información para conferir al otro mayor seguridad y compromiso con el vínculo. Por ejemplo, solemos recurrir a las mentiras blancas cuando le decimos a nuestra pareja que jamás hemos querido a nadie igual (a pesar de que en nuestra memoria, esté el recuerdo de otros amores pasados igual de intensos). Son comentarios que, lejos de atacar la confianza de la pareja, buscan mantenerla e incluso reforzarla.
Ahora bien, en el otro lado están sin duda las falsedades que se ocultan y que distorsionan las bases mismas de un lazo afectivo. Así, cuando mi pareja me miente, lo primero que sentimos es contradicción y una profunda incomprensión. ¿Cómo y por qué ha podido suceder? ¿Qué es lo que debo hacer ahora? Profundicemos.
Motivo y alcance de la mentira
¿Qué le ha llevado a cometer esa mentira? ¿Cuál es su alcance? Sabemos que no todas las mentiras son iguales y que hay algunas cuyo impacto puede ser devastador. La mentira más lesiva es claramente la traición afectiva. Ahora bien, en otros casos, pueden recurrirse a engaños por problemas subyacentes que nuestra pareja no ha querido o no se atreve a revelarnos.
Adicciones, como los problemas de juego o la adicción a la pornografía, podrían ser un ejemplo. Mentir sobre deudas económicas o determinadas cosas de su familia sería otro caso. En estas circunstancias, nuestro primer paso es valorar el por qué se ha recurrido a esa mentira y su alcance. Después, debemos valorar si podemos tolerar y manejar esa situación, si merece una oportunidad.
Recurrencia en el engaño ¿ha sido una mentira aislada o continuada?
Cuando mi pareja me miente descubrimos de pronto que entre nosotros hay barreras que no sabíamos que existían. Ahora bien, puede darse el caso de que lo perdonemos, que comprendamos ese comportamiento y que le demos una segunda oportunidad. No obstante, es muy posible en algunos casos se repita no una sino varias veces.
Los mentirosos patológicos existen, abundan y podemos tenerlo al otro lado de la almohada. No se puede tener una relación sana y feliz con alguien deshonesto, con alguien que lejos de respetarnos vulnera nuestra confianza una y otra vez.
Debes saber con qué tipo de persona estás y la comunicación es clave
Tu pareja te ha mentido, es una evidencia. Puede que esa falsedad no suponga un hecho excesivamente grave, puede también que ese hecho sea algo aislado y que, de momento, no haya vuelto a repetirse. Ahora bien, hay un hecho que debemos clarificar.
- ¿Con qué tipo de persona estamos? ¿Se ajusta a nuestros valores? ¿Es alguien en quien podemos depositar nuestra confianza?
- La comunicación no solo es decisiva para resolver problemas, es también esa estrategia para detectar contradicciones, para acordar metas en común que deben cumplirse. Si la otra persona termina por no comprometerse y vuelven a surgir las pequeñas o grandes falsedades, tomaremos decisiones más drásticas.
Mi pareja me miente: la autoestima es tu barómetro
Cuando mi pareja me miente estoy obligado a tomar una decisión. Nadie quiere a un mentiroso o una mentirosa como compañera de vida, es cierto. Así, y en caso de que esa falsedad no haya sido algo excesivamente lesivo y nos hayan pedido perdón, debemos considerar un aspecto.
En ocasiones, las pequeñas mentiras pueden sernos tan dolorosas como una gran falsedad. El hecho de sentirlo así, es comprensible y respetable.
Al fin y al cabo, el barómetro para tomar una decisión u otra debe ser nuestra autoestima. ¿Me duele y me vulnera ese comportamiento deshonesto o lo puedo manejar? Esa decisión es personal. Porque reconstruir la relación y reparar la confianza requiere de una gran energía y disposición emocional.
Si no estamos preparados para ello, si hay dudas, miedos e incertezas es mejor no dar ese paso. La persona que recurre a la mentira no entiende el lenguaje de los compromisos, no valora la belleza de esa confianza construida entre dos… Tengámoslo presente, pero no olvidemos si nosotros también lo hacemos…
Por: Psicóloga Valeria Sabater