Pocas cosas nos afectan tanto como la negatividad del entorno, ya sea en casa, en el centro de trabajo o en el lugar de estudios. La negatividad nos resta energía, desvía nuestra atención y reduce nuestro rendimiento. Esta negatividad empieza poco a poco a filtrarse en nuestra vida y nos hace cada vez más infelices.
Intentar reducir la negatividad en nuestro entorno es importante para conseguir ser más productivos y más felices, pero también para que los que estén a nuestro alrededor se sientan también mejor y juntos podamos crear un ambiente agradable y positivo que fomente las buenas relaciones, la creatividad y que, en definitiva, nos ayude a ser a todos un poco más felices.
Algunos consejos para reducir y evitar la negatividad en el entorno.
En primer lugar, es importante no imponer a ninguna persona “porque sí” lo que tiene que hacer sin pensar antes en ella y sin hablarlo previamente. Esto es fundamental para aquellas personas que tienen responsabilidades sobre otros, como jefes ante sus empleados o subordinados, profesores antes sus alumnos, padres antes sus hijos, etc. Las personas se sienten mucho mejor cuando hacen algo cuando han decidido hacerlo voluntariamente aunque sea su obligación. En esta línea, pedir las cosas por favor, solicitarlo como una petición y no como una imposición y dar las gracias son pequeños gestos que hacen más agradable el día a día con las personas a nuestro cargo.
En relación a lo anterior, darle a los otros la oportunidad para que decidan acerca de lo que tienen que hacer y cuándo hacerlo favorece la comunicación y fomenta la responsabilidad, lo que, a la larga, mejora el ambiente, puesto que las personas hacen las cosas que tienen que hacer porque quieren. El entorno que se crea por personas responsables es siempre más positivo que el que se crea por aquellas que esperan pasivas órdenes.
Otra manera de reducir la negatividad en el entorno es dar la oportunidad a las personas de expresar sus opiniones sobre lo que se tiene que hacer y dejar que expresen cómo se sienten. En este sentido, es importante adelantarse observando la actitud de los demás así como su lenguaje no verbal para intentar mejorar lo posible para que se sientan mejor y, por lo tanto, sean más positivos.
Por otra parte, una forma eficaz de aumentar el ambiente positivo en nuestro entorno es tratar a los demás con respeto como lo que son o queremos que sean, así como ser coherentes entre lo que decimos y hacemos. En esta línea, también es importante no creerse mejor o más que los demás simplemente porque se ocupa cierta posición sobre los otros o en otros aspectos de la vida.
Otra forma de reducir la negatividad del entorno es hacer que los demás se sientan que forman parte del todo que los mantiene es ese ambiente, que son importantes. Para ello deben ser partícipes de lo que pasa, tomar parte en las decisiones que les incunben y ser capaces de expresarse con claridad y sinceridad.
En el caso de que seamos “víctimas” de un entorno cargado de negatividad, es importante hacer lo posible para que no nos afecte, siendo responsables con lo que tenemos que hacer, preocupándonos por mejorar día a día y centrándonos en nuestros objetivos personales. Además, es importante transmitir alegría y optimismo para que, en la medida de lo posible, podamos compensar la negatividad existente.
Por supuesto, es fundamental evitar, siempre que se pueda, que los demás “lavan sus trapos sucios” con nosotros. Muchas personas se sienten mejor compartiendo sus problemas y sus malos humores, pero es un gran error, porque con eso solo se consigue crear aún peor ambiente.
Es importante tomarse tiempo para analizar en qué medida cada uno puede ayudar a mejorar su entorno para que sea más positivo y asumir su parte de responsabilidad para que todos los miembros de un grupo estén en un entorno mejor.