A veces es difícil darnos cuenta que estamos siendo manejados, controlados por otros. ¿Cuáles son los síntomas de que esta situación desigual nos ocurre? Nos sentimos culpables, hacemos cosas que internamente no deseamos, estamos incómodos con nosotros mismos, nos invade la ansiedad profunda. Esto se debe a que, conscientemente o no, estamos renunciando a nuestros valores y principios en pro de satisfacer a otro.
¿Cómo desenmascarar al manipulador y ponerle un límite a tiempo? Estas pautas te ayudarán a conseguirlo:
- Ten presente que nadie puede sentir, discernir y actuar por vos. La autonomía mental, psíquica y afectiva es clave.
- Intenta evitar que exista una separación entre lo que dice tu mente y lo que luego hace tu cuerpo.
- Aprende a decir “no” cuando eso es lo que conviene para tu bienestar psíquico y físico, antes de responder ante un pedido ajeno.
- Acéptate tal y como eres, y exprésate con libertad.
- Asume que no puedes caerle bien a todo el mundo. Por eso de nada sirve ir en contra de lo que eres, sólo
- para agradar.
- Interioriza tu valía personal para que la aprobación del otro ya no sea necesaria.
Es tiempo de que dejes de estar disponible para quienes buscan manipularse o hacerse sentir inferior. En estos casos, hay que ser firme y alejarse definitivamente de estos mecanismos.